domingo, 27 de mayo de 2012

MI MADRE


Madre son cinco letras
pero cada letra es una conexión invisible
con una relación que toda la vida será un misterio
se mesera entre odio y admiración.
Mi madre a diario teje letras envueltas en números
cuyo dominio está en mi casa,
cuyo sueño de amor reposa en el pecho de mi padre,
flores olorosas esperándola siempre
cartas marcadas para alimentar las ilusiones y detener la vida.
Todas las noches mi madre voltea el reloj de arena
para que la sombra no se lleve la palidez de mis manos…
ella teje y teje.
A veces deja salir unas grullas
con la promesa de que sus niños cada mañana abran los ojos.
Pero otras veces ese reloj anda más deprisa para amenazar el futuro,
para apagar la voz que desea salir cada tarde cuando acudo a su encuentro.
Mi madre dice que el futuro lo escribimos nosotros
y mi padre dice que debo de creerle,
así se retuercen los huesos cada vez que la sombra da su ronda.
No conozco a mi madre,
pero la he sentido,
la he escuchado,
he visto los paisajes de su patria atreves de sus ecuaciones indeterminadas,
las canciones de su tierra mi padre las cantaba al compas de un tango.
Ella no ha visto las montañas que me rodean,
ni tiene orquídeas amarillas en su patio,
no sabe nada de mi tierra construida con hacha y machete.
Pero la reconocería en la multitud,
correría no dejaría que se pierda.
Antes de las diez se que sentiré el choque eléctrico,
antes de decir…
has llegado…
tengo tanto que decirte…
mi casa estaba lista para ti.


©Luisa Fernanda Vanegas S.
Colombia
11 de mayo de 2012
Código: 1205281711044

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