Si supiera que
estragos puede hacer la luna
cuando brilla y
traspasa su sombra
por la ventana,
seguro no te
llamaría,
no suplicaría a
gritos que llegaras
con esa luz difusa
creyendo que así el
dolor de tenerte
será menos.
La historia es la
misma,
tú allá y yo aquí…
sin existir…
sin amar.
Todo por vivir otra
vez en tus brazos de arena,
en la última
madrugada
pude ver tus lunares
marcando el camino
hacia ella,
y dejando un desierto
en mis horas
con alas rotas que
amenazan
con jamás regresar a
ti.
©Luisa Fernanda
Vanegas
Colombia
18 de junio de 2013
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