No quiero dedicarte
la tarde,
es demasiado para un
ser
esquivo y huraño.
Solo te escribiré un
poco
hasta que mi mano
crea que es suficiente.
No te abrazare,
ya lo hice en tiempo
pasado con pasión,
con la promesa de que
sería de nuevo.
Te bese,
tu boca se llenó de espinas
y supe retirarme a
tiempo,
antes que me
perforara el alma.
No pediré más tiempo
a tu lado,
ya tuve el suficiente
para poder decir
que alguna vez te
quise.
Que alguna vez deje
que mi vida
se pintara de carmín
y deje que los
colores
quedaran en el medio
de los dos.
Ya no habrá,
no pediré,
ni deseare nada.
Estos brazos les
dolió la vida
cuando tuve que
sujetarte
y llevarte por el
mundo,
como si llevara un
preso,
y no tuviera más
emoción que este rio;
el mismo en el que te
ahogue
buscando liberar el
peso,
para poder mirar las
estrellas
sin que tapes todo.
No es un adiós,
no se olvida lo que
alguna vez
arropaste en tu alma.
Solo se dice buen
viaje.
©Luisa Fernanda
Vanegas
29 de septiembre de
2013
Colombia
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