miércoles, 2 de abril de 2014

NO SÉ DECIR



Escribo el poema que será
como un ancla al viento
diligente y pacífico,
que no lleva nombre
ni pasado en los bolsillos.
¿Qué dirán las horas al ser
arrastradas por los segundos?
¿Qué dirá la luna al ser encandilada
por el sol despiadado y egoísta?
Tal vez ellas crean
que es el destino ciego y bruto,
que se da de jalones en las esquinas,
poniendo trampas mortales
donde los despiadados dejaran su cuerpo.
La arena suave y enorme
se escapa por los ojos
de un niño abandonado
al sentir su alma
espera y pequeña
sin un planeta donde
descansar sus manos.
No puedo decir que todo lo nombro,
nada he visto y el horizonte
se pierde en la montaña vecina,
que no alcanzo a ser llamada por nadie.
La blancura que cubre el espacio
que algunos llaman día,
otros horas comienzan abrazarme
y muerde mis labios para que
no pueda escribir estos versos,
que no llenan de calor a ningún corazón.


©Luisa Fernanda Vanegas
8 de enero de 2014
Colombia

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