martes, 20 de marzo de 2012

EL CUERPO COMO CARCEL



Existen muchos barrotes…
un solo color,
en esta celda
no hay cielo,
ni estrellas,
ni noches eternas;
no existe un panorama,
solo la agonía… que taladra el cerebro,
que duerme,
que ciega,
que aglomera.
Deseo volar…
sentir la brisa cuando el sol salga,
dejarme seducir por luna
la protagonista de la noche.
Esta cárcel detiene cualquier plan de amor,
ata, jala, lastima sin romper cadenas…
apretándolas,
sin ilusión.
Solo con la sentencia negra de jamás salir,
ahogando las intenciones de florecer.
El cuerpo desea sentir unas manos,
el verdugo dice destruiré la piel,
reinando el dolor en ella.
El cuerpo desea amar,
en esta cárcel el rostro se mancha,
aprisiona el ser mágico,
espanta mariposas,
destierra…
exilia…
 de cualquier conexión...
Poco a poco,
despoja de todo,
hasta no reconocer lo que habita en ti.
Poco a poco el cuerpo muere
desgastado en esa cárcel…
poco a poco comprendes
que fue tu cuerpo la cárcel,
esperando siempre la muerte lenta,
sin nada al final,
despojada de ropas,
de orgullo,
sin pedir una oportunidad.
El cuerpo es mi cárcel,
habita en un estado éter,
nada me identifica.


Luisa Fernanda Vanegas S.
12 de marzo de 2012
Código: 1203211339870


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