Fuimos educadas para la perfección
Para que nada fallara
Y se cumpliera nuestra suerte de princesas
De cuentos infantiles.
Dicen que en esta casa,
Medido estaba todo aquello
Que se debía hacer…
Como decir de pronto:
Tómame entre tus manos,
No me dejes caer.
Te necesito…
Acepta este milagro.
Anoche no dormí y te prevengo;
Cuando una mujer no duerme
Algo terrible puede despertarse.
Pero no me preguntes de porque
Llore tanto anoche;
Las mujeres lloramos sin saber,
Tenemos adentro un mar oculto
Y hasta lo manejamos con rarísima ciencia,
Así somos ¿no es cierto?
Estoy hecha de todos los desastres
El mundo me consterna y solicita.
Tengo a mi lado los juguetes para amar la vida,
Duendes y muñecas que se fueron y regresan a casa.
Contigo tengo mis primeros
Adornos y las primeras estrellas.
Pero envejecieron los cuentos infantiles
Y nuestros corazones exhaustos,
Últimos sobrevivientes de la locura.
Hemos tirado al fondo del armario
Velos amarillentos,
Rosas marchita…
Ya nunca más seremos sumisas ni perfectas.
Perdón; por no haberme quedado
Donde obliga la tradición y el buen gusto,
Por atreverme a ser yo misma
Al precio de destrozar todos tus sueños.
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