Lucho con el tres multiplicado
y sufro por tener solo diez dedos,
pues paso por el sitio equivocado
sintiendo que me engañan con sus credos.
El tres ajusticiado por el cero
se queda sin su tres multiplicado;
al menos con el uno da el estado
de ser un tipo duro como acero.
Llegando a por él dos ya es otra cosa...
engorda su caudal muy fuertemente
y dobla su valor eternamente
haciendo su pirueta muy hermosa.
El tres su bello hermano, ya ha llegado;
en nueve se transforma nuestra cuenta
gozosa del placer que ha disfrutado
al ver como la bolsa nos aumenta.
El cuatro ya parece ser de usura;
no entiendo como un doce nos regala
la cosa que se encuentra aquí en la sala
haciendo contorsión con su figura.
La niña más bonita ya ha llegado;
la llaman la quincena enamorada
y veo que se siente ilusionada
al lado de su tres enamorado.
El seis es un signo muy extraño;
se siente con el rostro muy hermoso
y siendo dieciocho cochambroso
nos llega con su gesto más huraño.
Mirando el resultado, veintiuno,
del siete que por tres ha resultado;
es dama que con gesto ilusionado
reluce con mas brillos que ninguno.
Y luego el veinticuatro llega y dice
que el ocho por el tres nos da la gloria
de ver multiplicar tu bella historia
gozando de comerse las perdices.
El nueve va llegando y multiplica
al tres para llegar a veintisiete;
es algo casual que compromete
al genio que en los números se aplica
El diez ya remata la jugada
y treinta con el tres es la parida;
no dudes continuar que no hay herida
siguiendo con la tabla completada.
Emilio.
11 Septiembre 2011
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