UN ADIÓS VESTIDO DE
ATARDECER
A Consuelo Uribe Vélez,
Mi maestra de matemáticas
Barajando recuerdos
me encontré con el tuyo.
Lo saque de su
estuche y lo deje en el viento.
Voló, se hizo abeja,
y se quedo en el jardín de las amapolas.
Mañana el alma estará
vieja,
Con migajas en
distintas manos,
Queriendo tocar el
sol.
Mañana las amapolas
se habrán marchitado
Y quizás…
Tal vez…
Quieras lavar tu
memoria y tirar una taza
De café echa a presión.
Veo con paciencia que
quieres,
Que los desiertos de
tu cerebro
Guarden solo lo
probable
Y no robar
imaginaciones.
Quieres ser lógica,
precisa
Y calcular científicamente
Lo perfecto
irreprochable.
Ya sin brillo los
ojos que te siguen ahora,
Con miradas que
imploran,
Que embriagan con mágico
vino…
Y de nuevo otro paso,
No mi paso ligero,
Que cruzara los
senderos,
Te dirá que la vida
es hermosa.
Y una vez más el
viento jugara con tu risa,
Como estrella que
rueda temblorosa un instante
Y se pierde en la
noche.
Para ti he pintado mi
última mariposa,
Con danza de colores
del verano,
El cielo más azul y más
cercano.
No se ha educado aun
mi corazón
Tiemblo en los
atardeceres,
Crezco y no aprendo a
crecer,
Ni me vuelvo mujer
envuelta en velos.
Es verdad que a ratos
estoy triste
Y salgo a los caminos…
Y lloro por las cosas
Más dulces y más
tiernas
Y atesoro recuerdos avanzando
en los días,
Con miedo o
desparpajo…
Ya no me hablas,
Ya no me miras,
Ya no estás aquí,
Mi mente no siente la sensatez brotar
Ni mi cuerpo los números
correr…
¿Dónde estás?...
Ya las gentes
murmuran que soy tu enemiga
¡Mienten! ¡Mienten! ¿Mienten?
Solo que aun no
encuentro la formula
Para tener tu tiempo.
Me siento ya una casa
enferma…
Una casa leprosa.
Otro día ha pasado y
nadie se me acerca.
Estoy pintando un
atardecer
Que lleva un hombre
vestido de azul
Con la mirada
ausente,
Como cuando nos
quieren decir…
Adiós.
Luisa Fernanda
Vanegas S.
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